Las que besan al príncipe y lo convierten en sapo

Ayer me detuve en una tienda en una gasolinera porque me gustan las empanadas que venden. Cuando ya me retiraba con mi compra, un policía me detuvo.

-¿Usted es Dinorah Blackman?

-Sí.  Le respondí con una sonrisa aunque admito que me puse un poquito nerviosa.

-¿No se acuerda de mí?

Revisé su cara y traté de reconocerlo pero mi mente estaba en blanco. Al darse cuenta que no lograba recordarlo, me dijo que había estado en mi consultorio hace varios años. Él y la novia llegaron buscando terapia de pareja. Le pregunté si seguían juntos y con una gran sonrisa me mostró su anillo de matrimonio.

-Cambié mucho. Tomé en cuenta todo lo que usted me dijo. Tuve que tragarme mi orgullo, pero valió la pena. Seguimos juntos y estamos felices.

Conversamos durante unos minutos más y me acompañó a mi carro. Me agradeció una y otra vez por haberle ayudado a salvar su relación.

Mientras me dirigí a mi oficina recordé el caso. Cuando llegaron estaban a punto de dejarse porque simplemente no se llevaban bien. Al identificar su rol en el problema, él decidió seguir atendiéndose solo.  Luego dejó de venir y no supe más de ellos.

Pensé en docenas de otras parejas que han llegado buscando ‘una última solución’ pero no están dispuestos a poner de su parte ni hacer los cambios que necesitan hacer. Algunos me culpan a mí, otros deciden terminar la relación en mi consultorio, otros me dicen abiertamente que es demasiado difícil lo que propongo. Esta última actitud es muy común entre las mujeres.

El asunto es este: si eres mujer y quieres tener una relación bonita con un hombre que te adora  tienes que estar dispuesta a cambiar la manera en que defines a los hombres. No puedes seguir creyendo que todos los hombres son de esta o de aquella manera (siempre algo negativo), ni seguir compartiendo chistes o comentarios de cuán inútiles son, ni seguir esperando que se comporten como lo hacemos las mujeres. Ellos son diferentes y precisamente por esas diferencias es que los amamos.

Hay mujeres que se han vuelto expertas en sacar lo peor de los hombres. Mujeres cirujanas– de las que los castran con actitudes como estas:

  1. Retener agradecimiento, admiración, palabras de aprecio, intimidad, confianza, etc. porque están convencidas que se ha portado mal y merece ser castigado
  2. Compararlo a otros hombres
  3. Siempre asumir lo peor
  4. No mostrar interes en sus pasiones
  5. Ignorarlo
  6. Criticarlo en privado y en público
  7. Ser impaciente porque no hace las cosas como ella cree que deben hacerse
  8. Decirle que es ‘poco hombre’ porque cree que así él le demostrará lo contrario
  9. No saber recibir de él, decir cosas como ‘no necesito de ningún hombre para nada’

La lista podría ser más larga.

Claro, cuando les digo esto de una vez se ofenden y me dicen que él hace esto o aquello y que por qué no le doy una lista a él también. Y les explico que si él tuviera el problema, con gusto le daría su respectiva lista pero que en este caso, no es así.

De niñas nos cuentan historias de mujeres que besaron sapos y los convirtieron en príncipes. Se les olvidó contarnos de las que besan al príncipe y lo convierten en sapo. Hay muchas.

Comentarios
Las que besan al príncipe y lo convierten en sapo

One thought on “Las que besan al príncipe y lo convierten en sapo

  1. Me hicistes retroceder màs de 20 años, cuando me casé segura de mi misma. Yo era felíz, convencida de él había elejido a la mujer que lo haría satisfecho y felíz. Comencé a desempeñarme de tal manera que sus amigos le decían que lo envidiaban… 4 años después en una reunión con esos amigos y sus esposas, mi querido conyuge narró una escena que era muy vergonzosa para mi como si fuera un chiste. Ese fue el primero de varios. Noté 6 años mas tarde que yo ya no lo respetaba y que ya no era importante deguir siendo parte de su vida. Ha pasado el tiempo y me siento muy bien conmigo misma.

Comments are closed.