Atropellando mosquitos

Una tarde esperaba en una larga fila en un banco popular cuando entró un joven en silla de ruedas empujada por un amigo. Se dirigió hacia la fila especial esperando ser atendido. Todos sabemos que en Panamá los jubilados, discapacitados y mujeres embarazadas reciben un trato especial, pero noté que cuando el joven se acomodó en la fila, la señora que estaba adelante en la fila regular le dio la espalda.

Ya me imaginaba lo que sucedería en los siguientes minutos, y así fue: ni bien se había movido la persona que estaba siendo atendida en la ventanilla disponible cuando la señora corrió para ser la próxima y así evitar que el chico en la silla de ruedas pasara antes que ella. A decir verdad me molesté.

El siguiente en la fila regular, un muchacho joven, iba por el mismo camino pero por suerte un cajero notó lo que estaba ocurriendo e inmediatamente dijo que le tocaba el turno al de la silla de ruedas.

¡Que verguenza que gente adulta se comporte con tanto egoísmo! Luego se preguntan por qué la sociedad está como está. Es que a los jóvenes, los educan los adultos.

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