Autenticidad en escasez

Si le preguntas a la persona promedio qué es la autenticidad lo más seguro es que recibirás una respuesta que tiene que ver con “ser uno mismo”.  Esa definición no está alejada de la verdad, pero la autenticidad va más profundo.

Según el diccionario la autenticidad es un valor que describe a la persona cuyas acciones son congruentes con sus valores y deseos pese a las presiones de la sociedad. Es una persona que dice la verdad, acepta la responsabilidad de su conducta y de sus sentimientos, admite sus errores, es sincera y coherente consigo misma y con los demás y actúa según su propia convicción.

Nuestra sociedad está llena de tradiciones, creencias, costumbres, estereotipos y expectativas sofocantes. Aquellos que se atreven a cuestionar son juzgados. Los que deciden tomar decisiones que van en contra de lo establecido por la cultura dominante corren el riesgo de convertirse en motivo de burla y víctimas del bullying social, rechazo y aislamiento.

El miedo al ‘qué dirán’ es miedo al ostracismo. Es una sensación tan intensa que muchos prefieren ser desleales a sus propios deseos y convicciones con tal de no sufrir exilio; y es así como van perdiendo la autenticidad.

La falta de autenticidad es una de las causas principales de ansiedad hoy día. Hay demasiadas voces exigiendo, sugiriendo y definiendo. Jóvenes y adultos han olvidado el sentido de originalidad por estar tratando de imitar o parecerse  a otros. El miedo a ser diferentes a los demás domina sus pensamientos y controla sus decisiones hasta que sienten que no estarán a salvo si no se convierten en uno más del montón.

Con frecuencia tratar de parecerse a los demás exige que te mientas a ti mismo y que ignores los deseos profundos de tu corazón.  Nadar en contra de la corriente no es fácil, pero a veces es lo que necesitas hacer para proteger tu salud mental porque al final del día duele más haber desperdiciado tiempo tratando de encajar.

 

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