Como todo niño

Durante el año me toca evaluar a cientos de niños por diversas razones. Generalmente los padres están presentes durante la primera parte de la evaluación. Una de las primeras cosas que siempre les pido a mamá o papá es que me describan a su hijo o hija. Casi siempre hay una pausa incómoda.

Algunos ponen cara de confusión y me preguntan “¿cómo así?” Otros piensan y piensan y luego me dicen que no saben qué decir. Ambas reacciones son preocupantes, porque si tú no puedes describir a tu hijo, hay un problema serio en casa. Pero ese es tema para otro blog.

De los pocos que empiezan a hablar de inmediato hay tres grandes grupos. El grupo A, que son los que no dicen absolutamente nada positivo acerca del niño o niña y el grupo B que son los que exageran con los piropos. Pero hay otro grupo. A ellos dedicaré mis comentarios de hoy.

Los del grupo C siempre empiezan diciendo “bueno, como todo niño…” y de seguro completan la frase con cosas negativas que, según ellos, son comunes en todos los niños. Hacen comentarios similares a este “como todo niño, es desobediente e inquieto” o “como todo niño, no hace caso.”

Muerdo mi lengua para no interrumpir. Es difícil para mí guardar silencio cuando escucho ese tipo de incoherencias. A saber cuáles son los niños con los que comparan a sus hijos pero NO es aceptable que un niño sea así.

Una vez una madre me dijo que su niño de tres añitos le pegaba. Suspiró y luego agregó “dicen mis amigas que así son los niños”. Es lamentable que nos hemos conformado con la mediocridad en la conducta de nuestros hijos con la falsa ilusión de que todos los demás niños son así.

Ayer estuve atrapada en una larga fila en un supermercado de la localidad. Delante de mí había una pareja de abuelos comprándole demasiados juguetes al nietecito que tendría unos dos años. El niño corría por todos lados, tumbando mercancía y estorbando al resto de los que estabamos en la fila. El abuelo reía y reía y decidió voltear para buscar quién celebrara con él. Como yo estaba directamente detrás de él, me miró a mí primero. Empezó a relatar las gracias que hacía el niño pero se encontró con mi cara. Por algún motivo decidió no completar la oración y se volteó.

El hecho de que tu hijo sea desobediente, irrespetuoso e inquieto no significa que es normal y aceptable.
Lamentablemente la mayoría de las personas no tiene ni la menor idea de cómo criar a un hijo. Luego se sorprenden cuando ven los resultados en la adolescencia.

G. J. Charlet III / Foter.com / CC BY-NC-SA
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