Conversaciones privadas

La semana pasada estuve de compras en un almacén popular de la localidad. Mientras caminaba entre la mercancía, escuché a una mujer hablando en voz alta. Pensé que estaba acompañada, pero imaginen mi sorpresa cuando la hallé casi en el centro del almacén hablando por su celular.

Le decía a la persona en la línea, quien debió ser en algún momento su pareja: ” pues te dejaste llevar por lo de afuera y ahora lo has perdido todo porque ella nunca te podrá satisfacer como yo”.

Mi curiosidad me hizo acercarme más para ver si reaccionaba y se acordaba que estaba en un almacén. Pero vieran que siguió conversando acerca de todo lo que ella le daba a esta persona y de cuán traicionada se sintió porque se fijó en aquella. Luego se reía y le decía que nunca se lo perdonaría porque le había hecho mucho daño y que dejara de rogar porque ya su corazón estaba endurecido. Me alejé, pero a la distancia noté que ella siguió conversando como si nada, y aunque alejada, podía escuchar una que otra partecita de lo que le decía al arrepentido.

Es que con la llegada del celular mucha gente ha perdido por completo el sentido de privacidad y, bueno, de decencia. Recuerdo una vez que estaba en un centro comercial y escuché a un tipo decir por su celular: “ah, estoy aquí en mi casa, me siento un poco enfermo…. ah sí, es que tengo la televisión encendida”.

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