La edad mágica

Una de las cosas que me molestan últimamente es cuando mujeres hermosas que no tienen nada de malo físicamente, se quejan de su cuerpo o de su cabello.

Admito que por años yo también participé de ese mal hábito. De alguna manera llegué a creer que era bueno quejarse porque de no hacerlo, una podría caer mal y parecer una engreída. Así que uní mi voz y derramé incesantes críticas sobre mis caderas anchas, mis piernas gordas, mi nariz aplastada y mi cabello ultra rizado.

Noté que mis amigos varones se molestaban cuando escuchaban mis quejas, pero nunca entendí por qué. Quejarse era normal, ¿no? Es que si una mujer no se queja, entonces es arrogante, ¿cierto?

Pues ¿adivina qué? Un buen día entendí que tanto yo, como millones de otras mujeres, estábamos equivocadas y quejarse no es señal de humildad. Por lo contrario, es señal de baja autoestima y la baja autoestima y la arrogancia están en el mismo cuadrante.

Me tomaría horas tratar de convencerte que es un hábito dañino y ridículo, pero no tengo tanto tiempo disponible. Basta con decir que muchas de las cosas por las cuales nos quejamos las mujeres son precisamente los detalles que la mayoría de los hombres adoran de nosotras.

Pues, me complace informarles que llegué a la edad mágica. No entiendo a qué se debió tanta inconformidad de mi parte. Me miro al espejo y me gusta lo que veo. No soy perfecta, pero debe ser aburrido serlo. Hoy día he notado una vocecita que me dice constantemente: Oye, tienes 46. Haz lo que te da la gana. Te doy permiso porque la vida es corta y hay que gozarla.

Si tienes ese mal hábito, suéltalo ya que de nada sirve.


TheAlieness GiselaGiardino²³ / Foter.com / CC BY-SA
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