Lo que me enseñó mi gato

Todas las mañanas antes de salir a caminar, abro la puerta que da hacia la lavandería (también conocida como el Reino de Kuki) y reviso a ver si el gato tiene agua y comida. Hoy me levanté un poco tarde y me fui a caminar sin hacer eso. Cuando regresé fui a la lavandería y no encontré al gato. Busqué en sus escondites favoritos: detrás de la lavadora, detrás del tanque de agua, debajo del lavadero… no lo encontré. Supuse que había dormido adentro y lo busqué en las recámaras y los baños pero no lo encontré. Decidí que seguiría con mi rutina matutina, luego despertaría a las niñas para decirles que se había perdido su gato.
Salí al patio trasero y justo cuando me senté, escuché al gato maullando. Seguí el sonido y lo hallé metido en un espacio de unos 20 centímetros entre la cerca de la casa y un muro de contención.(Debo aclarar que nuestra cerca fue construida mucho antes de que pusieran ese muro). ¿Cómo había llegado allí?
Desperté a mis niñas y a mi esposo y salimos al patio a tratar de decidir cómo sacar al gato de ese espacio.
La única opción era entrar al patio de la vecina pues ella no tiene cerca, por lo tanto el gato podría caminar por el pasillito y salir al patio de ella. De hecho, era obvio que por ahí había entrado.
Llamamos, silbamos, tiramos besitos y aplaudimos. Logramos que el gato se acercara a la entrada improvisada dos veces. Sin embargo no salió. Pasaban los minutos y el gato felizmente se alejaba aun más, donde no pegaba el sol. Ya no lo veíamos y ya no respondía. Pensé que seguro estaba por morir.
Para no alargarte el cuento, finalmente alguien llegó, cortó la cerca de ciclón, metió la mano y sacó al gato quien estaba muy bien, simplemente había decidido tomar una siesta mientras tratábamos de rescatarlo. Se fue caminando por la casa como si nada.
Qué aprendí:
1. En la vida vas a encontrarte con muchas personas que necesitan tu ayuda. Si ellos no están listos para ser rescatados, de nada servirán todos tus esfuerzos. Kuki no estaba listo para salir del espacio donde se había metido así que aunque nosotras estábamos desesperadas por ayudar, él no tenía ninguna intención de ser ayudado.
2. Tómate tu tiempo. A veces queremos que nuestros cambios sean inmediatos. Nos volvemos impacientes cuando la ayuda o los resultados no llegan de una vez. Kuki decidió tomar una siesta mientras que nosotras tratábamos de decidir cuál sería la mejor manera de sacarlo.
3. Tienes que cooperar. A menudo las personas creen que con presentarse a terapia ya todo debe quedar resuelto y no están dispuestos a hacer ni un solo cambio. Kuki no hizo ni el mínimo intento de salir por donde había entrado.
4. Levántate, sacúdete y sigue adelante. A todos nos ocurren cosas feas que de vez en cuando nos pueden tumbar. No te quedes abajo. Después de dos horas de desesperación, cuando finalmente sacamos al gato, se fue caminando por la casa tranquilamente como si nada había sucedido.

El 2016 será un año maravilloso, sin embargo tendrá su porcentaje de pruebas y dificultades. Lo importante es disfrutar de lo bueno y aprender de lo malo.


Photo credit: hehaden via Foter.com / CC BY-NC
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