Te perdono, pero no vuelvo contigo

Esto de la infidelidad se ha vuelto muy común a tal punto que la mayoría de las parejas que llegan a mi consultorio traen alguna historia sobre esto. Ha sucedido en varias ocasiones que la que busca mi ayuda es la querida. Algunas veces quien viene es la esposa o el esposo que ha sido víctima de la infidelidad y que no sabe si debe continuar en la relación. Y en ciertas ocasiones ha venido a verme la parte infiel para tratar de resolver los asuntos que produjeron esa infidelidad.

A pesar de que los protagonistas varían, las historias son bastante similares. Concuerdo con el sabio Salomón quien declaró que no hay nada nuevo bajo el sol.

Sin embargo, he notado que, pese a la opinión popular, la infidelidad muy pocas veces tiene que ver con sexo. Muchos hombres confiesan que sus esposas son mucho más hermosas que las queridas y que los satisfacen sexualmente. Pero muchas mujeres no se percatan de esto y se torturan tratando de perder peso o tener el cabello perfecto para que el marido no vuelva a fijarse en otra. Esa estrategia casi nunca funciona porque eso no fue lo que produjo el problema.

No es mi interés explicar aquí cuáles son las razones principales por las que ocurre la infidelidad, pero quizás lo haga en otro momento. Lo que necesito explicarte ahora es que muchas veces la solución no es perdonar y permanecer en la relación. Te diré por qué.

Recientemente leí un e-libro para mujeres escrito por un hombre en el que el autor declaró enérgicamente que si sigues con tu pareja después de la infidelidad estás dándole permiso para que lo vuelva a hacer. Lamentablemente la experiencia me ha enseñado que así suele suceder.

Si no han encontrado y corregido qué fue lo que sucedió dentro de la relación que provocó la infidelidad, corren el riesgo de que vuelva a suceder. Y ya que la mayoría de las mujeres creen que es cuestión de sexo y se deleitan en hacerse las víctimas esto es justo lo que sucede en muchos casos. Lloran y chillan y ‘castigan’ al marido. Le dicen barbaridades y hablan pestes de él pero se quedan en la relación. Muy pocas tienen la madurez para mirarse al espejo y averiguar qué sucedió. Es más, en mi consultorio varias han preguntado “¿y cuántas veces lo hicieron? ¿Y te gustó? ¿Y lo hace mejor que yo?” cuando la pregunta verdadera es “¿Qué pude haber hecho para evitar que esto sucediera? o ¿Qué sucedió para que te sintieras tan infeliz a mi lado?”

No estoy diciendo que es culpa de la mujer, estoy diciendo que solamente somos responsables de nosotros mismos. Es decir, no puedes cambiar a tu esposo infiel, pero sí te puedes cambiarte a ti misma. A veces eso es justo lo que hace falta para inspirar a tu pareja para que sea mejor.


siti_fatimah / Furniture Fair / CC BY-NC
Comentarios
Te perdono, pero no vuelvo contigo