Una mujer necesita amar

Conozco a una mujer de mi edad que se ve muy bien. Su cuerpo es esbelto y juvenil, su piel es tersa y suave, su sonrisa es contagiosa.

Conozco a otra que es un poco mayor que yo. Sus ojos brillan y conversar con ella siempre da gusto. Uno siente que está en presencia de una mujer ilimitadamente femenina.

Conozco a una más, mucho menor que yo que proyecta una energía hermosa, que ríe espontáneamente y disfruta de cada respiración.

Les pregunté cuál era el secreto. Ninguna de las tres viste ropas más caras que las mías y ninguna pasa horas en salones de belleza. ¿Qué comes? ¿Qué música escuchas? ¿Te hacen masajes? ¿Es una nueva relación?

Cada una es sus propias palabras me respondió lo mismo. ‘Es que me enamoré’.

Ah, claro. Es la clásica historia. La mujer conoce a su príncipe y todo cambia. A ver cuánto les dura, porque el tiempo es cruel. ¿Cuántas parejas no vemos felizmente posando para las fotos el día de su boda, pero a los pocos meses ya están pensando en separarse? ¿Qué es lo que dicen los expertos? ¿Que el ‘enamoramiento’ dura poco y la realidad abre los ojos? ¿Y qué podemos decir de la hipocresía de la sociedad que les inculca a las mujeres que después de tener el anillo lo único que hace falta es ‘ser humilde, saber cocinar y verse bien’? ¿Y qué de aquellas que sólo quieren ser madres y tener alguien que las mantenga y están dispuestas a lo que sea con tal de lograrlo? Y ya que tocamos ese tema, descubramos la segunda gran mentira de la sociedad– que ser madre es hermoso aunque todos podemos ver que tu hijo chiquito te amarga la existencia y por eso dejas que haga todo lo que quiera.

No, algo no me cuadra. Conozco a muchas mujeres ‘enamoradas’ que sufren y lloran todo el día. Muchas se ven peor de lo que se veían antes de ‘enamorarse’. Muchas dejan de vivir sus propias vidas para sumergirse por completo en la de sus parejas y luego se resienten porque ya ni saben quiénes son.

‘Es que no entendiste. Asumiste que uno sólo puede enamorarse de otra persona.’

¿Pero no es eso lo que siempre se nos ha dicho? ¿Que uno tiene que encontrar su otra mitad o su media naranja porque así solas no estamos completas? ¿Que una mujer necesita de un hombre? ¿Que el brillo en tus ojos y tu felicidad solamente lo puede producir una relación de pareja?

Hay que dejar de escuchar las mentiras de la sociedad. Una mujer no necesita un hombre a su lado para ser feliz o completa, pero un buen hombre hace que su vida sea más placentera y más divertida.

Una mujer lo que necesita es enamorarse de ella misma. Así, completamente de pie a cabeza. Admirar su imperfecta perfección en el espejo y decir ‘¡Dios, me encanta todo!’

No importa qué digan los ‘expertos’ en belleza ni cuáles productos de belleza ha decidido no comprar. No importa nada, sólo amarse profundamente. Pero eso sí, no es de palabras. Porque cualquiera se maquilla y dice ‘me amo’. Pero pocas están dispuestas a mirarse al espejo con los ojos hinchados por el sueño, desgreñadas, con las pecas o  manchitas visibles, sin la faja ‘levanta cola’ o la ‘baja panza’ y decir con una sonrisa: Sí. Te escojo a ti. Eres la persona más importante en mi vida. Eres maravillosa y prometo amarte por siempre.

Me contaron su secreto y entendí. Una mujer necesita amarse.

 

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Comentarios
Una mujer necesita amar

4 thoughts on “Una mujer necesita amar

  1. Totalmente cierto, nuestra felicidad no depende de nadie más que de uno mismo, y todo empieza con aceptarnos y amarnos.

  2. De acuerdo tambien,,quien dijo que hay que estar atadas a la correa de un hombre para ser feliz??? Jamas he estado de acuerdo con esa ideologia de muchas mujeres creo y se que somos capaces de vivir solas y ser muy felices es mas hasta es mejor aveces “ojo”,,,,si tienes a tu esposo y eres feliz muy bien yo tengo el mio y soy feliz pero ademas soy feliz conmigo misma como dice usted cada vez que te mires al espejo di,,me amo me quiero y estoy bella

    1. Exactamente. Toda mujer que enlaza su felicidad a sus relaciones, pasará mucho dolor porque no podemos controlar a las demás personas ni podemos obligarlos a que nos amen como nosotros queremos.

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