Entre creencias y opiniones

En diciembre empecé a contarles acerca de una charla que había dictado en la que les conversé al público sobre tres de nuestros poderes más importantes. Repasemos:

  1. El poder de nuestros rituales. Aquellas cosas que hacemos a diario determinan el rumbo y la calidad de nuestras vidas.
  2. El poder de nuestras preguntas. Cuando hacemos las preguntas correctas, recibimos respuestas que nos ayudan a tomar decisiones sabias.

Cuando reconocemos el poder que todos tenemos, esa obsesión con el rol de víctima prácticamente desaparece porque nos percatamos que no fuimos aventados y abandonados en este planeta.

El tercero es el poder de nuestras creencias. ¿Por qué? Pues porque lo que creemos acerca de todo influirá sobre nuestros pensamientos y eso a la vez determinará el tipo de decisiones que tomamos.

Por ejemplo, si yo creo que es inevitable endeudarse, entonces me endeudaré innecesariamente. Si creo que Dios decide quién vive y quién no, entonces le culparé a él cuando mi abuelo que decidió fumar toda su vida muere de cáncer de pulmón.

Ayer acompañé a mi madre a una clínica de ojos. En la sala de espera un señor conversaba amenamente con dos chicas jóvenes mientras esperaba su turno. Les explicaba con detalles en qué consistía su trabajo. Luego de unos minutos, llamaron su nombre y él entró a atenderse. Cuando el señor salió de su cita, yo seguía esperando. Inmediatamente se acercó a las chicas con las que conversaba y les dijo ‘¿Adivinen qué? ¡Me recetaron lentes! Ya me lo esperaba, ya tengo cuarenta. Y ustedes saben cómo es; a los cuarenta todo empieza a irse para abajo.’ Las jóvenes asintieron con la cabeza, a pesar de que a las dos les faltaban varias décadas para llegar a esa edad.

El señor siguió hablando de la cuarta década y yo volví a concentrarme en mi lectura, pero no sin antes sentir muchísima lástima por su sistema de creencias. Él había decidido que ya era hora de envejecer y su cuerpo obedeció. No está solo– es el mal de la mayoría.

Crearás lo que crees. Nunca olvides eso.

No todas tus creencias son ley. La mayoría son simple opiniones que has acumulado con el tiempo. Lamentablemente, te puedo asegurar que un alto porcentaje son negativas, redundantes y debilitantes. Lo más triste es que estas opiniones tienen tanto poder que pueden crear caos en tu vida.

Si crees que te resfriarás por caminar en la lluvia, así será para ti aunque todos sabemos que no es el agua lo que enferma. Si crees que todos los hombres son infieles, te encontrarás en relaciones en las que hay infidelidad. Si crees que es inevitable que los adolescentes sean groseros, criarás hijos que mágicamente se volverán patanes a los 12 años. Si crees que a cierta edad el cuerpo tiene que engordar, llegarás a esa edad y conocerás tu panza. Si crees que el dinero no es importante, no tendrás. ¿Entiendes?

Al final concluí que esa euforia del señor con su receta de anteojos no era más que su manera de enmascarar su miedo a envejecer. Un miedo fundamentado en la creencia popular que después de los 40 desmejora todo, se pierde todo, se olvida todo. Una creencia torcida que insiste en que los mejores años de la vida son hasta los 30 y después de eso hay que empezar a sufrir y luchar y sufrir y luchar.

Si cambias tus creencias, tu vida cambia. No es tan complicado. Cuando éramos niños muchos creíamos que el señor gordo vestido de rojo era quien traía los juguetes. Pero crecimos y descartamos esa creencia. No dolió, no tomó meses, no fueron necesarios años de terapia. Así se suelta una creencia– simplemente te das cuenta de que ya no te sirve y la descartas y la reemplazas por otra que sí te dará los resultados que buscas.

Te invito a que revises tus creencias cada cierto tiempo. Observa el rumbo de tu vida y encontrarás una creencia detrás de cada decisión que tomas. Si no te gusta lo que ves, tienes el poder para ir a la raíz del problema y arrancarla.

Comentarios
Entre creencias y opiniones

4 thoughts on “Entre creencias y opiniones

  1. Excelente blog totalmente de acuerdo. Creo firmemente en la importancia de no dejarme definir por la creencia de otros. Siempre me ha encantado bailar a mi propio son. Hace muchos años hice una revisión de las cosas que no andaban cómo yo hubiese querido que fuesen en ese momento. Gracias a Dios hice cambios a corto, mediano y largo plazo.
    Una de las fuentes consultadas e inspiradoras fueron tus escritos. También leí muchos libros y utilice muchos vídeos con mensajes positivos. Hoy por hoy me va mucho mejor y siempre agradecida por las oportunidades que se presentan.
    Inclusive descubrí, bueno no exactamente, pues siempre estuvo allí las herramientas para cambiar mi actitud hacia el dinero y la construcción de la riqueza. He sido testigo de los cambios cuando decidí cambiar.
    Muchas gracias por estos escritos no tienes idea de lo mucho que me han ayudado. Sigue haciendo lo que haces y dejando ese legado. Mis respetos y apoyo incondicional.

    1. Gracias por tus palabras, Joy. Es todo un viaje. Me alegro de poder compartirlo contigo!

  2. Muy cierto, he tenido que escuchar a mujeres decir que ya no están en edad de romances, caricias y nada que tenga que ver con demostraciones de afecto, que eso ya pasó y que esas cosas se pierden con el tiempo, que a sus 40 nadie piensa en eso. Y me pregunto…acaso se acaba la vida, si cosas tan simples son consideradas perdidas por tu edad. Así son los estigmas que la gente vive día a día y los hace suyos y los justifica…..que triste, si cada día de vida es un regalo y es para vivirlo al máximo.

    1. Es una actitud de derrota total. Qué lástima que tantas personas crean que es normal y aceptable. Gracias por tu comentario!

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