Eso de hacer felices a otros…

Hace unos días conversaba con una pareja de jóvenes y les pregunté “¿cuál es tu tarea más importante como esposo o esposa?” Sin pensarlo mucho las respuestas fueron inmediatas: “hacer feliz a mi esposa/ hacer feliz a mi esposo”.  Imagina la cara de sorpresa que pusieron cuando les dije que lamentablemente ambos estaban equivocados.

 

Sí, lo sé. Eso es lo que dicen los libros y los “expertos”. Pero están equivocados. Créeme. Te diré por qué: Ningún ser humano tiene el poder para hacer feliz a otro. Cada uno decide si será o no será feliz. Así de sencillo. Por supuesto que hay cosas que uno puede hacer para contribuir a la felicidad de los demás, pero en última instancia, el individuo es el que decide.   Es por esto por lo que escuchamos tantas quejas y reclamos de “hice todo por ti y nunca fue suficiente” y ” te he dado todo y ni así eres feliz”.  Es que la felicidad de tu pareja, hijos, jefes y vecinos no es trabajo tuyo.

 

Ahora, esto no significa que vas a vivir con egoísmo sin pensar en el daño que puedes causarle a otros. En verdad cuando vas por la vida hiriendo a los demás, te haces más daño a ti misma porque todo eso se paga. La biblia lo dice así: “todo lo que el hombre sembrare, eso también segará” (Gálatas 6:7). La sabiduría védica lo llama Karma. Otros lo denominan la “Ley de causa y efecto”.

 

Es que si crees que es tu deber hacer feliz a tu pareja, tienes permiso para portarte mal con tal de que después, la hagas feliz. Es como el clásico hombre maltratador que le pega a la esposa y  después le compra prendas caras. Lo hace porque cree que así la hará feliz. O la mujer irrespetuosa que averguenza a su marido en público, pero después se esmera en la alcoba para “hacerlo feliz”.

 

¿Cuál era la respuesta correcta a mi pregunta? Pues sencillamente esta: tu deber más importante como esposo o esposa es HONRAR a tu pareja. Si te enfocas en honrar a tu pareja no se te ocurrirá ser infiel, ni pegarle, ni faltarle el respeto, ni ninguna otra actitud de esas que se “arreglan” con un regalito y dos besitos.  Si decides vivir tu vida honrando a tu pareja sabrás que no puedes lujuriar a la vecina, ni gastarte el dinero para pagar las cuentas en el casino, ni hablarle con altanería.

 

Te propongo esto: honrar a tu pareja hará que él o ella decida ser feliz contigo.  Es un estilo de vida que no es para cobardes.  Ya me imagino la pregunta: ¿Y qué tal si yo decido honrar a mi pareja pero él no me honra a mi? Y aquí viene mi respuesta: Es su decisión.

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