Por la boca muere el pez

De seguro has escuchado este refrán. Si no, te doy la explicación de Google: se refiere a las personas que hablan sin pensar. De esos tenemos muchos y lo peor es que juran que sus palabras son fuente de sabiduría. No se percatan que, tal como dice el buen libro:

La muerte y la vida están en el poder de la lengua,
y los que gustan usarla comerán de su fruto.

La neurociencia nos indica que, en efecto, nuestras palabras determinan en gran medida el tipo de situaciones que vamos a experimentar en la vida.  Es decir, si yo paso gran parte del tiempo hablando de cosas negativas, aunque sean sutiles, estaré más propensa a tener eventos y situaciones negativas en mi vida. De hecho, las palabras que me digo a mí misma y las conversaciones que tengo con los demás pueden cambiar mi cerebro.

Tristemente, a la mayoría les parece normal y aceptable pasar horas hablando de tragedias. Empiezan con  ¿escuchaste lo que pasó en…? y van planteando su punto de vista con seriedad y seguridad como si se tratara de una cátedra universitaria. Otros se  unen a la plática y aportan sus ideas igual de negativas y así van prolongando conversaciones que nunca debieron haber iniciado. Los más sensibles se sienten agotados al final, pero los desconectados no sienten efecto alguno y siguen el resto del día buscando la manera de iniciar otras conversaciones cargadas de negatividad.

No se dan cuenta que dolor corporal, taquicardia, dolores de cabeza, sucesos clasificados como ‘mala suerte’, problemas emocionales y escasez son el resultado de esa obsesión con hablar de tragedias y catástrofes.

Si tú tienes el hábito de iniciar o participar en conversaciones de temas polémicos que amargan la existencia y no aportan nada bueno a tu día, te invito a seguir estos pasos:

  1. Reconoce cuáles con los temas que pueden llevar a conversaciones desagradables y negativas y evítalos.
  2. Rodéate de personas positivas que aportan bienestar a tu vida y sepan hablar de temas agradables.
  3. Aprende a cambiar el tema cuando te encuentras en medio de una conversación poco constructiva. Puedes decidir llevar el diálogo en otra dirección si notas que la perspectiva se vuelve negativa.
  4. Establece límites personales. Expresa con claridad que no estás interesada en participar de conversaciones tóxicas.
  5. Aléjate. A veces lo mejor es irse respetuosamente si lo que se está hablando va a robarte tu paz mental.

No vas a poder evitar conversaciones negativas siempre, pero lo que sí puedes hacer es limitar tu participación. Asegúrate de priorizar las interacciones constructivas con los demás.

 

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