Sánate

La vida es un viaje. Se supone que durante nuestra travesía vamos coleccionando las herramientas necesarias para que el trayecto futuro se vaya haciendo más placentero. Esto significa que a medida que vamos creciendo físicamente, debe haber un crecimiento emocional y espiritual que haga que nuestra existencia valga la pena. Lamentablemente no siempre es el caso y un gran número de personas permanecen atrapadas en formas primitivas de pensar y actuar.

Cuando un niño de dos o tres años hace una pataleta los que hemos tenido hijos entendemos perfectamente bien lo que sucede. Un pequeño que acaba de integrarse al mundo aun cree que debe recibir todo lo que pide y cuando alguien se atreve a decirle que no, el pequeño grita y llora porque aun no ha desarrollado las herramientas para lidiar con esa decepción de una manera más eficiente.  Pero cuando un adulto hace lo mismo, queda claro que estamos en presencia de alguien que no se actualizó. Míralo de esta manera: los niños en la playa construyen castillos con palas y picos hechos de plástico. Un adulto que trata de construir una casa con las mismas herramientas de plástico que usan los pequeños en la playa, no está pensando correctamente. Es lo mismo que sucede cuando los adultos hacen pataletas; están tratando de lidiar con una situación sin las herramientas adecuadas.

Cada vez que cometes un error y en lugar de aceptarlo culpas a otros, te haces la víctima, reaccionas con violencia o tratas de hacer sentir mal a la persona que te demostró el error estás diciendo que, aunque tienes pinta de adulto, por dentro sigues siendo un niño que no ha desarrollado las herramientas adecuadas para vivir. Es tan común, que las personas ya creen que es normal atacar al que se atreve a cuestionar. Le dicen ‘no dejarse’ y ‘defenderse’ cuando la verdad es que en la mayoría de los casos es pura inmadurez.

En esta semana me sucedieron cuatro eventos en los que vi claramente que estamos desperdiciando el tiempo comprándoles tonterías a nuestros hijos en lugar de prepararlos para ser adultos pensantes. Me tocó lidiar con 4 mujeres adultas, por separado, que actuaron como niñas de 5 años– de esas que gritan y lloran por cualquier tontería en lugar de buscar u ofrecer soluciones válidas… de esas que gritan ‘¡por tu culpa!’ sin pensar.

Madura. Por favor, madura. No es posible que llegues a los 40 años y sigas tratando de resolver tus problemas como lo hacías a los 20.

  1. Lee un buen libro todos los meses. La llegada de las redes sociales ha causado que muchas personas hayan dejado de leer. Creen que van a encontrar todas las respuestas en Instagram.
  2. Evalúa tus amistades. Igual como en la escuela si uno no da la talla se queda atrás, si tienes personas a tu al rededor que no están contribuyendo nada a tu vida, al planeta o a la humanidad tienes que dejarlos atrás.
  3. Conócete. Acepta que a veces actúas mal y mejora eso. No creas que todo el mundo está obligado a soportarte tu mal genio. Trabaja en ti y madura más cada año.
  4. Busca tu paz. Cada uno vive en el mundo que él mismo ha creado. Si tus días están llenos de confusión, trifulca y negatividad, ten la seguridad que está en tus manos transformar eso para ti.

A veces cuando una persona que no te ha visto en mucho tiempo te dice que no has cambiado nada, no es un cumplido.

Comentarios
Sánate

3 thoughts on “Sánate

  1. Muchas gracias!
    El tema de la madurez es imperativo. Se que es muy bueno dejar salir la niña interna 5 minutos por día. Pero conozco a varios que lo hacen todo lo contrario y, es triste de ver.

  2. Siempre tan acertada, definitivamente nadie nos prepara para lidiar con situaciones en las cuales nos toca reconocer que erramos, pero es un proceso que todos somos capaces de trabajar.

Comments are closed.