El sentimiento de seguridad y la conexión emocional

He dicho muchas veces que una de las necesidades primordiales de la mujer es sentirse segura. Muchas personas interpretan eso como auto-estima o auto-confianza, pero a lo que me refiero es esa sensación de estar a salvo. Suena como la necesidad más fácil de suplir, porque es cuestión de mudarse en una comunidad buena o casarse con un hombre adinerado que sepa pelear ¿no?

Una de las consecuencias de haber vivido un evento traumático es la herida emocional que queda. Con mucha frecuencia esta herida tarda en sanar.  De hecho, esas heridas no sanadas son las que aparecen en la etapa adulta como ciertas enfermedades físicas y rasgos de personalidad ‘inaceptables’.  El trauma– es decir la herida abierta– es la que lleva a la promiscuidad, adicción, conducta criminal, ansiedad, depresión, etc.

El trauma no es sólo el evento, si no también el cambio que ocurre dentro del individuo a raíz del evento. Ahí entra el auto-abandono; a veces el dolor es tan profundo que la persona se desconecta de su propia esencia. Pasan los años y la persona tiene una sensación constante de entumecimiento emocional, un vacío, estrés crónico, un diálogo interior negativo e inseguridad emocional.

Las más valientes buscarán ayuda, pero una gran cantidad seguirán sufriendo en silencio porque alguien les ha convencido que la vida es así. Otras buscarán a quién culpar de su malestar y pasarán la vida denunciando al patriarcado, a los hombres, a los religiosos, a los políticos, a otras mujeres, etc.  Otras tendrán hijos y pasarán su dolor a la siguiente generación como una batuta.

El sentimiento de seguridad que describo como una de las necesidades más importantes de la mujer es poder conectar emocionalmente con sus seres queridos.  Si no existe esta conexión o si es superficial, la mujer sufre. Para que se pueda dar una conexión profunda con otras personas, primero la mujer necesita aprender a conectarse con ella misma.  Esto se logra a través de mucha introspección, la aceptación incondicional de su propia esencia y el compromiso de practicar auto-cuidado.

  1. Introspección: Estar dispuesta a identificar y sanar las heridas del pasado con amor y auto-compasión.
  2. Aceptación incondicional: Estar dispuesta a mirarse al espejo con amor y auto-compasión sin criticar, comparar o rechazar esa imagen.
  3. Auto-cuidado: Estar dispuesta a entender que el auto-cuidado va más allá del salón de belleza y las tardes de té. Incluye tener un diálogo interior compasivo y amoroso.

 

 

 

 

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