Cómo cambiar al mundo

Llevo varios días pensando sobre esto. Creo que todo empezó cuando alguien preguntó en Facebook de qué sirven las campañas y marchas anti violencia doméstica si cuando la mujer va a poner una denuncia la tratan como loca.  Esa pregunta despertó en mí algo que vengo analizando hace varios años.

Generalmente cuando las personas hacen ese tipo de preguntas que pueden causar conflictos, no contesto. Pero alguien escribió una respuesta que me hizo romper mi propia regla. La persona comentó que las marchas eran para crear conciencia y apoyar a las víctimas.  Ese es el sentir de la población en general, pero esa forma de pensar está tan alejada de la realidad que da pena.

Si las marchas, pancartas, cintas, días especiales, campañas de concienciación y comentarios en redes sociales sirvieran para crear conciencia y apoyar, no estaríamos lidiando con un aumento notable en todas aquellas enfermedades y situaciones.

Ningún hombre maltratador ha visto una marcha y ha dicho: “están marchando con pancartas. Dejaré de abusar de mi mujer.” Si ponerse una cinta rosada en la ropa curara el cáncer, ya nadie sufriría de esa enfermedad y si el día del autismo lograra que nacieran menos niños con esta condición entonces las estadísticas darían esperanzas. Por otro lado ninguna mujer maltratada ve la marcha y dice: “me siento amada y apoyada.”

Tengo años sin ver las noticias ni leer periódicos. Las personas me dicen que no puedo andar por el mundo desinformada. Creo que aunque viviera debajo de una roca es difícil no enterarse de todo hoy día.  Basta con entrar a FB para enterarse de todo el acontecer mundial. Y para asegurarse que sí sepas, los bienintencionados te envían memes, fotos y videos por WhatsApp todo el día y  a toda hora.

Muchos lo hacen porque creen que así cambiarán al mundo. Creen que mientras más personas se enteren de que la policía en EU está matando a ciudadanos inocentes simplemente porque pertenecen a cierta raza, entonces les dará vergüenza y pararán. Pero no ha sido así; cada semana hay nuevos casos y cada caso es más irrisorio que el anterior.

Oprah Winfrey relata que hace varios años cuando ella era presentadora del programa que llevaba su nombre, ella aceptó la propuesta de tener como invitados especiales en su panel a un grupo de supremacistas blancos. Estos hombres eran tan arrogantes y estaban tan llenos de odio que impregnaron el lugar con una energía pesada y tóxica. Como mujer afroamericana fue difícil para ella escucharles decir que los negros eran monos, entre otras sandeces, y aun así mantener la calma. Le costó tanto que su voz subió a un tono agudo y empezó a respirar de forma rápida y superficial para poder lidiar con el veneno que le lanzaban. Al finalizar ese episodio Oprah tomó la decisión de nunca más traer invitados que sembraran odio y discordia en su presencia.

Varios años más tarde los productores quisieron volver a traer a esos ‘skinheads’ porque aparentemente se habían encontrado con nuestra amiga Karma y habían hecho grandes cambios en su filosofía de vida. Oprah al inicio no quiso, pero finalmente aceptó. Cuando volvieron a entrar a la sala, se sentía otra energía. Antes de que hablaran, era evidente que ya no se trataba de los jovencitos arrogantes llenos de odio.  Entre repetidas disculpas uno de ellos contó qué le había hecho cambiar.  Pero lo que más me impactó fue que admitió que usaban el video de la entrevista anterior para reclutamiento.

Me puse a pensar en todas aquellas personas que comparten estas historias de racismo, creyendo que están ayudando a erradicarlo cuando en verdad están participando en la difusión del discurso de odio.

No vas a cambiar al mundo con marchas, pancartas ni la observación obsesiva del día de esto y el mes de aquello. Obviamente tampoco lo lograrás sometiendo a todos tus contactos a un sinfín de historias trágicas que revuelven la sangre y llenan de miedo y odio por la vida. Sé que lo haces porque crees que así estás cooperando, pero te equivocas de estrategia.

Wallace Wattles dijo que la mejor manera de ayudar a los pobres es asegurándote de no convertirte en uno de ellos. Muchas personas odian esas palabras porque les suenan ofensivas. Pero respira profundo y piénsalo porque tiene su magia:

  1. Si quieres salvar los bosques, acumula suficiente dinero y compra un bosque. Una pancarta no ayudará en nada. Ningún empresario que está talando para construir fábricas leerá tu pancarta y dirá “¡Áyala! Mira lo que escribió. No seguiré mis planes de destruir este bosque que he comprado.”
  2. Si quieres que la gente entienda sobre el autismo, acumula suficiente dinero para crear programas especiales para educar a los niños con autismo, para apoyar a sus padres y para investigar más sobre las causas y la prevención. Una marcha por las calles, aparte de obstruir el tráfico, no aporta nada a la causa.
  3. Si quieres erradicar el cáncer de mama y próstata, acumula suficiente dinero para encontrar la cura (no, una donación de $5 no es suficiente) y para ofrecer alternativas a los sobrevivientes. Hacer un mural con cintas rosadas y azules no aporta nada a la creación de la cura.
  4. Si quieres erradicar el desempleo, acumula suficiente dinero para crear empresas para que puedas contratar a aquellas personas que carecen de oportunidades. Ningún político corrupto leerá tu pancarta y dirá “Ella tiene razón. Me he robado el dinero. Dejaré de hacer eso.”
  5. Si quieres resolver el problema del plástico en el mar, acumula suficiente dinero y construye una planta de reciclaje.

¿Estoy diciendo que debemos ignorar las causas? ¡Por supuesto que no! Lo que digo es que sentarte en tu casa u oficina a compartir videos, salir a marchar con pancartas, cerrar calles y condenar a los que no publicaron sobre el fuego en Amazonas más sí sobre el fuego en la catedral de Notre Dame,  no resuelve nada.

Entonces, ¿qué decides?

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