Fluye

Hace unas horas escuché decir que más mujeres padecen de enfermedades autoinmunes que hombres. No satisfecha con esa información, me dirigí a la página web de la National Library of Medicine.  Encontré varias publicaciones que corroboraron esa información. Así que decidí entender un poco más acerca de estas enfermedades.  Resulta que son muchas y lo que tienen en común es que el sistema inmunitario ataca por error las células sanas.

Descubrí que la creencia general es que son enfermedades hereditarias, cuestión de mala suerte o casualidad. Sin embargo, hace más de 100 años, algunos investigadores empezaron a alertar a la comunidad médica de la conexión entre las emociones y estas enfermedades autoinmunes.  El problema es que admitir que tenemos un problema emocional es difícil para la mayoría porque la sociedad ha hecho de las emociones un tema de vergüenza, como si no fuéramos humanos con derecho a sentir.

Según el Dr. Gabor Maté, la explicación de por qué más mujeres sufren de enfermedades autoinmunes que hombres es sencilla.  Desde pequeñas a las mujeres se les inculcan ciertas creencias y tradiciones que pudieran afectan la manera en que muchas interpretan y expresan sus necesidades emocionales.  El resultado de eso es un sistema inmunitario que “olvida” cuál es su verdadera función.

Se espera que la mujer cuide de todos y ponga sus propias necesidades de último. De hecho, existen varios grupos religioso que animan a la mujer a ser callada, dulce, tierna, servicial y obediente.  Se celebra a la mujer que sabe cocinar, limpiar y organizar su casa pero a la vez se critica a la que decide quedarse en casa a cuidar a sus  hijos. Se celebra a la mujer que prefiere ser profesional, pero a la vez se le critica por decidir no quedarse en casa a cuidar de sus hijos.  Se espera que la mujer sea la madre de su esposo y sus hijos, que trabaje fuera de casa para contribuir a la economía del hogar y que también regrese del trabajo para hacer la cena y revisar las tareas escolares de los niños. Mientras cuidan de todos, muchas mujeres olvidan cuidar de sí mismas porque honestamente no les queda tiempo ni energía y otras porque no creen que lo merecen.

Entonces empiezan a reprimir emociones. Pasan los años y aprenden a tragarse la decepción, el resentimiento, el enojo, los sueños incumplidos. Dejan de disfrutar de la vida; dejan de fluir. Cuando empiezan los malestares, el sistema de salud les dice que necesitan tomar medicamentos que no necesariamente les ayudará. Van paseando de especialista en especialista, coleccionando diagnósticos  sin que alguno les pregunte qué les sucedió y cuál es la creencia que les está causando ese dolor emocional.

¿Mi consejo?

Si eres mujer revisa tu vida con honestidad. Identifica los aspectos que no contribuyen a tu bienestar emocional. Haz cambios.  Tu salud física, mental y emocional lo exige.

Si vives en Panamá y lees esto antes del 21 de septiembre, 2024, te invito a este taller:

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