Hace unos días estaba caminando por los pasillos de un supermercado cuando noté que había un robot limpiando el piso. Me detuve a observar cómo, silenciosamente, iba esquivando a los clientes mientras trapeaba. Mi primer pensamiento fue: alguien perdió su trabajo.
Más tarde, conversando con alguien, mencioné lo fácil que resulta para los robots reemplazar a los humanos. Su respuesta fue: es que es mucho más fácil lidiar con máquinas que con personas.
Está claro que, poco a poco, varios trabajos desaparecerán debido a la automatización. La pregunta que muchos nos hacemos es: ¿qué podemos hacer para mantenernos relevantes y, de alguna manera, postergar ese reemplazo?
Anoche me puse a ver videos de estudiantes mostrando sus compras de regreso a clases. Todos los videos comenzaban exactamente igual: una chica bonita con varias docenas de cajas de zapatos y bolsas de tiendas. Todas hablaban de la misma manera, usaban el mismo tono de voz e incluso mostraban los mismos productos. Ver a una era verlas a todas; no había mucha originalidad. Sin embargo, esos videos tenían millones de vistas. Y pensé: ese es el problema.
Hoy estamos tan obsesionados con parecernos a los demás que la originalidad y la autenticidad parecen estar en peligro de extinción. Los videos y reels que se hacen virales suelen ser los que menos sentido tienen, y muchos de los influencers más populares son los que menos aportan. La meta parece ser bailar, normalizar los excesos, crear discordia y rechazar el pensamiento crítico. Lamentablemente, muchos deciden participar de esta desconexión de la realidad.
Lo que realmente te va a ayudar a mantener tu relevancia es, primero, destacarte por poseer ciertas destrezas que las máquinas no pueden replicar. Estas están enraizadas en los valores humanos, la conciencia y las experiencias vividas, como:
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Empatía e inteligencia emocional: comprender las emociones detrás de las palabras y saber ofrecer calidez y compasión.
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Juicio ético e integridad: tomar decisiones morales en situaciones complejas, honrar la dignidad humana y sopesar las consecuencias.
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Creatividad e imaginación: aportar arte, ideas e innovación inspiradas en la intuición, los sueños y las experiencias de vida.
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Pensamiento crítico y sabiduría: reconocer matices, ironías, paradojas e intenciones ocultas; aplicar el juicio considerando las diferencias culturales.
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Persuasión e influencia: inspirar confianza y lealtad en otros, resolver conflictos y usar el poder del lenguaje corporal y de los sentimientos no expresados.
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Resiliencia y valentía: enfrentar el fracaso, la pérdida o el miedo, y fortalecerse a través de la adversidad.
Segundo, es fundamental mantenerse al día con los avances tecnológicos. Esto no necesariamente implica volver a la universidad; significa asegurarse de nunca dejar de aprender.