Atención al cliente

No entiendo exactamente por qué a muchos empleados les cuesta ser agradables. En verdad el cliente tiene muy poco que ver con la hostilidad que ellos guardan hacia sus supervisores o jefes. Pero supongo que están tan cegados por la ira que deciden maltratar a las personas que mantienen la empresa a flote.

El 23 entré a un establecimiento casi vacío para comprar unos artículos que había visto allí la semana anterior. Mientras esperaba en la fila para envolver los regalos, noté que las 2 jóvenes conversaban animadamente sobre los nuevos horarios de atención. Una se exaltó y le dijo a la otra “¡pues conmigo que no cuenten!” En ese momento les tocaba el turno a unos adolescentes que traían dos regalitos para envolver. Con altanería (como si ellos tuvieran la culpa) casi que les gritó “¿Qué es?”. Bueno, era obvio lo que tenían en sus manos. Pero aparentemente el chico era de aquellos bien educaditos (o ya estaba acostumbrado al trato brusco) así que con una sonrisa le dijo “buenas tardes. Quisiera envolver estas dos mamaderas, por favor.” La trabajadora inmediatamente empezó a buscar problemas con la forma de las mamaderas y a quejarse que no tenía ninguna caja de ese tamaño.

Unos segundos más tarde, la señora que estaba frente a mí en la fila se retiró con sus regalos y sólo quedaba yo. Con enojo, la otra chica que estaba envolviendo dijo “¡quién sigue!” Espontáneamente miré a mi alrededor. No había más nadie. En ese momento quise decirle algo, pero decidí no desperdiciar mi tiempo ni mi saliva. Así que simplemente puse mis compras sobre la mesa y me desconecté de su mal genio.

Todavía no entiendo la lógica detrás de esa actitud. ¿Cuándo entenderán que recibes de vuelta todo lo que das en la vida? No importa cuántas horas adicionales hayas tenido que trabajar por esto de las fiestas de fin de año, no justifica que seas grosero e inatento con un cliente.

Automotivespace / Foter.com / CC BY-NC-SA
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