¿Por qué cuesta tanto admitirlo?

Recientemente conversaba con un grupo de mujeres acerca del poder que tienen las palabras en nuestras vidas. Trataba de explicarles que muchas de nuestras decisiones y actitudes que aparentan ser aleatorias, en verdad son el resultado de las cosas negativas que nos dijeron desde muy temprano y que, sin querer, guardamos en nuestra mente.

Les invité a hacer un ejercicio sencillo en el que recordaran algo negativo que alguien les había dicho y que fueran a escribirlo sobre un mural de papel manila que había preparado para ese fin. La idea era separarse de una vez por todas de esas palabras y del poder que ejercían.

Una de las participantes sacudió la cabeza y declaró que a ella o nunca le habían dicho nada negativo o ya lo había superado. ‘No guardo esas cosas. Me las sacudo de una vez’, comentó.
Obviamente no le creí, por varias razones psicológicas, pero le dije que igual fuera al papel y escribiera algo. (Soy maestra. A la maestra siempre se le obedece).

Como una hora más tarde, estábamos por iniciar el taller de danza oriental. Mientras todas escogían con alegría un caderín para ponerse, esta misma mujer se sentó y cruzó los brazos.
-¿No vas a participar? Le pregunté.
-No. Yo no sé bailar eso, dijo mientras se sonrojaba.
-Pues tampoco las demás. Estamos aquí para aprender y disfrutar juntas, le insistí.
-No. Me da pena.

Me miró con cara de niña asustada y se echó a reír. Fue en ese momento que entendí. Según ella, o nunca le habían dicho cosas negativas o las había superado. Pero delante de mí vi a una mujer hermosa totalmente cohibida. Nunca sabré qué fue lo que le dijeron, pero sé que ella se lo había creído.

La agarré de la mano y la llevé hacia donde estaban los caderines. Le escogí uno y le ayudé a ponérselo. (Como dije, soy maestra y a la maestra siempre se le obedece)

Durante el taller la vi reír y disfrutar del momento. Imagina lo mal que se hubiese sentido si hubiera permitido que aquellas palabras, que alguien le dijo sin pensar, siguieran controlando su vida.

No es fácil admitir que te hirieron con palabras y juicios. Pero si no logras aceptarlo permanecerás esclavizado y atado a esa mentira. Lo que se esconde, no sana.conversation-1456598

Comentarios
¿Por qué cuesta tanto admitirlo?

One thought on “¿Por qué cuesta tanto admitirlo?

  1. Me ‘moría’ por ir a ese taller, mi hija vino de lejos para acompañarme…entonces algo sucedió. Todas las sorpresas deberían ser buenas.

Comments are closed.