¿Satisfecha?

Si les preguntas a las personas con quienes entras en contacto hoy si están satisfechas con su vida, es muy probable que 8 de 10 te dirán que no. Algunos hasta te darán una larga lista de quejas y razones por las cuales no hay manera de sentirse satisfechos. En esa larga lista, es posible que mencionen situaciones familiares, el sueldo que no alcanza, la gasolina que subió otra vez, el gobierno corrupto, la maestra incompetente del hijo, el jefe injusto que se va a quemar en el infierno, la vecina chismosa que le hace la vida de cuadritos… en fin, la lista es larga.

 

Si les sugieres que a pesar de todas esas quejas, se puede estar satisfecho, es probable que te tilden de conformista, pasivo-agresivo, mentiroso, embustero, cepillón, corrupto, insensato…y no faltará quien te llame satanista.

 

¿Qué tal si te digo que sentir satisfacción es una decisión que cada individuo puede tomar?

 

Me imagino que más de dos leerán esto y pensarán que están perdiendo el tiempo o que seguramente soy de “aquellas”. Pero si me das unos segundos te explicaré por qué, porque es sencillo: si no logras sentir satisfacción con lo que has logrado hasta ahora, ¿qué te asegura que al lograr más o al tener más, sentirás satisfacción?

 

La satisfacción tiene poco que ver con lo que te rodea o con lo que logras acumular y tiene todo que ver con la manera en que te has definido a ti mismo.  ¿Cuántas historias no hemos escuchado de personas que lo tienen todo: carros, casas, lujos, dinero, prestigio, poder y que se meten un tiro o se lanzan de un puente? ¿Cuántas veces no hemos leído acerca de otro millonario más que utiliza la estafa para conseguir más millones? ¿No conocemos a alguno que, teniendo una familia hermosa, arriesga todo por una noche de placer? ¿No has escuchado la historia del primo del vecino del amigo de la tía de tu compañero de trabajo que se fue a EU buscando mejor vida y terminó en la carcel por tráfico de sustancias ilícitas? Es que el que no logra sentir satisfacción con lo poco nunca lo sentirá con lo mucho porque la satisfacción es un estilo de vida y un estado mental.

 

Mira a tu alrededor. Si no te gusta lo que ves en tu vida, tienes dos opciones: quéjate o cámbialo.  Si escoges quejarte, tendrás muchos que te apoyarán y sumarán sus quejas a las tuyas. Al final, todo seguirá igual. Si decides cambiarlo, primero acepta que siempre hay alguien en peores condiciones que tú, luego aprecia lo que tienes y agradece a Dios. Esa actitud abrirá las puertas para que puedas lograr el cambio al que aspiras.

 

Quejarse, lamentarse y verle lo malo a todo es agotador y es alimento para la ingratitud. Esa actitud cierra puertas y te mantiene atrapado. No me malinterpretes, no estoy diciendo que debes vivir en un mundo de fantasía y no aceptar tu realidad. Te digo que al revolcarte en emociones negativas estás cimentando y fortaleciendo la misma situación que rechazas.

 

Einstein dijo que locura es continuar haciendo las mismas cosas y esperar resultados diferentes. Si tu estrategia no te ha arrojado los cambios que tanto deseas, me parece que es hora de cambiar. Te propongo que vivas en gratitud sincera por lo que tienes. Mantén una actitud de excelencia y los cambios anhelados vendrán.

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