Aprovecha bien tus primeras décadas de vida

Recientemente les pregunté a mis estudiantes adolescentes  si preferían docentes jóvenes o docentes de mayor edad.  Resulta que yo empecé a enseñar a la edad de 21. Como no soy muy alta y tengo buenos genes, mis estudiantes y yo nos parecíamos mucho.  Consciente de la posibilidad de perder el control de mis clases, desde el primer día me volví una profesora extremadamente estricta. Eso es desgastante, pero fue necesario para el éxito mío y de mis estudiantes.

Les lancé la pregunta y los separé en grupos para que discutieran las ventajas y desventajas de tener docentes jóvenes versus docentes de mayor edad.  Sus conclusiones fueron muy interesantes.  Entre las ventajas de tener docentes jóvenes destacaron:

  • más energía
  • más comprensión de tecnología
  • metodología más actualizada
  • mentes abiertas

Las desventajas de tener docentes jóvenes:

  • están más interesados en caer bien que en enseñar
  • no tienen suficiente experiencia lidiando con la disciplina
  • quizás no dan buenos consejos

Ventajas de tener docentes mayores:

  • más paciencia
  • más experiencia lidiando con la disciplina
  • más sabiduría

Desventajas:

  • inflexibilidad en sus creencias
  • tienden a juzgar
  • creen que nunca se equivocan

Lo que más me llamó la atención es que pese a todo lo malo que nos encanta decir de esta generación, ellos no están tan dispuestos a descartar a alguien simplemente porque ha cumplido cierta edad. Reconocen el valor de la experiencia, sin embargo no niegan que para que los jóvenes puedan tener oportunidades, algunas personas de mayor edad necesitan estar dispuestas a hacer la transición hacia otros sectores.  Para mí esta transición implica haber aprovechado los 20s, 30s y 40s  para construir algo al que me dedicaré de mis 60s en adelante.  Esto podría ser un emprendimiento, ONG, finca, club o negocio  que me permita mantener mi estilo de vida. Así los ciclos fluyen sin embotellamiento.

En conclusión, es hermoso poder guiar e inspirar a la juventud, pero es importante saber cuándo toca hacerse a un lado y permitirles a ellos tomar el liderazgo. Es decir,  permitirles ocupar los puestos de trabajo que necesitan para continuar creciendo, madurando y aportando a la sociedad.

 

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