Últimamente en gran parte de las conversaciones que tengo con adultos me comentan que se sienten atascados. Muchos me dicen que sienten que sus vidas no avanzan, sienten un vacío y no sienten interés ni curiosidad por el futuro.
Cuando les pregunto a mis estudiantes adolescentes qué porcentaje de los adultos que conocen son realmente felices y viven en paz, por lo general las cifras son bajas.
Sabemos lo que no funciona en la vida real, sin embargo insistimos en imponerles ideas disfuncionales a nuestros hijos. A veces lo llamamos cultura, legados, costumbres, tradiciones y metas, pero realmente son cárceles que nos aseguran que al llegar a cierta edad ellos se conviertan en la nueva generación de adultos sin inspiración.
Podemos echarle la culpa a las redes sociales; así todos creen que el problema es inevitable y se dan permiso para continuar en la rutina insípida. Si somos honestos sabemos que, si bien es cierto que uno puede volverse adicto a la cantidad de ‘me gusta’ y seguidores, esos números no significan todo lo que queremos que signifique. También sabemos que podemos apagar las notificaciones, seguir cuentas sanas, programar la cantidad de tiempo que queremos pasar en redes o simplemente apagar el celular.
Si las redes sociales no son culpables de nuestra falta de entusiasmo entonces toca explorar otra posibilidad: nos hemos rodeado de personas, lugares, eventos, situaciones, circunstancias, actividades que no nos inspiran, no nos elevan, no nos emocionan. Eso puede deberse a que caimos en la rutina de vivir de memoria; hacemos lo mismo de siempre de la misma manera de siempre porque así lo hemos hecho siempre.
¿Quieres algo nuevo?
- Escucha otro tipo de música que generalmente no escuchas, mira otro tipo de película, pide algo diferente del menú, toma otra ruta, cómprate una blusa o camisa en un color que nunca vistes… Aunque sea algo pequeño, haz algo diferente.
- Limpia y organiza tu espacio. Te va a costar mucho sentir paz y bienestar en una recámara sucia o desarreglada.
- Busca la naturaleza. Sal a caminar en un parque o por un sendero. Eso sí: no dejes basura a cambio de la paz que ese espacio te brinda.
- Aprende algo nuevo. Toma una clase o utiliza videos de youtube.
- Conversa con personas que tienen una visión. A veces pasamos horas hablando de tragedias, bofetadas públicas, problemas o dramas. Haz menos de eso. Empieza a hablar de planes, sueños, imaginación e ideas.
- Busca ayuda. Un profesional te puede ayudar a entender lo que estás sintiendo y te puedo orientar sobre los cambios que te harán sentir mejor.
- Lee. Busca un tema que te encanta y permite que las palabras de otra te inspiren.
- Ten paciencia contigo. Háblate bonito y con respeto. La vida no es una competencia; es un viaje.
- Pregúntate: ¿Qué otras posibilidades hay?