No lo permitas

No soy buena regateando. La razón principal es porque no me gusta que me cuestionen mis precios. La otra razón es porque si no me gusta el precio que alguien me ofrece, tengo la libertad de decir que no y buscar otro proveedor.

A través de los años he notado que cada cierto tiempo se aparece alguien cuestionando los precios de mi consulta. Mira, si tú no vas a una boutique, supermercado o al hospital a pedir descuentos o regatear, ¿qué te hace creer que es aceptable hacerlo en una clínica privada? Si no quieres pagar por la atención, puedes dirigirte al centro de salud y allí recibirás la atención a un menor costo o quizás hasta gratis. El profesional de salud mental que abre su consultorio tiene que pagar alquiler, electricidad y en algunos casos cuota de gastos comunes, salarios, etc.  Súmale a eso lo que le costó sacar los títulos, los cursos, seminarios o talleres de actualización y todo lo demás.

Me parece un poquito irrespetuoso que alguien se acerque a pedir descuentos, especialmente si no soy la única opción disponible.

No permitas que nadie le ponga precio a tu trabajo.

Nunca olvidaré la vez que alguien me hizo un trabajo y cuando le pregunté el costo su respuesta fue “a consciencia”. Eso a mí no me funciona porque después uno les da algo por debajo de sus expectativas y se ofenden. Habla claro y di tu precio. Si al cliente no le gusta, pueden buscar alternativas. Si caes en el hábito de permitir que otros decidan cuánto vale tu trabajo estarás abriendo una puerta que luego te costará cerrar.

Valora tu trabajo y en especial la chispa que tu esencia le agrega. Dar descuentos y rebajas es tu decisión, pero nunca permitas que otros le pongan precio a lo que tú has creado. Eso te compete sólo a ti.

 

 

Comentarios
No lo permitas