Supongo que la proliferación de las tele novelas ha causado confusión en la población. Las personas creen que es normal vivir constantemente en estado de drama. Las discusiones insensatas, la necesidad de indisponer a otros, la competencia, la falta de transparencia e integridad, la deslealtad, son todos síntomas de una sociedad que ha perdido contacto con la realidad.
La realidad es que todos necesitamos sentirnos amados. Así fuimos diseñados. No importa la cultura, étnia, raza o nivel socio-económico: todo ser humano necesita sentir que le importa a alguien– preferiblemente alguien de su propia familia. Y en esa búsqueda muchos se confunden. Llegan a creer que con lágrimas y actitudes infantiles para llamar la atención, encontrarán amor.
Así que van por la vida intimidando a todo el que se los permita, exigiéndo a gritos sus derechos reales o imaginarios, pisoteando e hiriendo a otros en nombre de la amistad, robándose el “show”. Y cuentan una y otra vez sus historias lamentables de tragedias y rechazos pasados para incitar lástima. Y cuando algunos voltean y les prestan atención sienten satisfacción porque creen que eso es amor.
Si supieran que sólo experimentamos amor cuando amamos– pero no con palabras. Es un estilo de vida.