Exageraciones sospechosas

Ayer en la tarde llevé a mis hijas a Westland Mall de compras. En cierto almacén popular, conocido por sus precios ridículamente bajos, decidí comprar unos pantalones.  Cuando compro piezas para mí, raras veces me las pruebo. No me gusta tener que entrar a los vestidores, pero como se trata de una niña que parece cambiar de tamaño a diario, ni modos. Mientras una se probaba la ropa, yo esperé en la entrada con la otra.  Habían unos 5 cubículos privados.

 

Al mismo tiempo llegó una señora de unos 30 años con sus tres hijos: un bebé en un coche, una nena como de 7 y un varón que tendría como 14.  Buscaban los vestidores para hombres pero no había nadie cerca que diera indicaciones así que el niño pasó a probarse unos pantalones. Mientras él estuvo encerrado en uno de los cubículos, la madre salió a ver otros artículos y la niña empezó a jugar con las puertas de los cubículos.

 

Como era de esperarse, se acercó a la puerta del cubículo en el que estaba mi hija. “Allá adentro hay alguien” advertí. Pero la niña procedió a abrir la puerta mientras que yo le repetía que había alguien dentro de ese cubículo.  Al escucharme hablar, la madre regresó a los vestidores e inició una larga y ruidosa lamentación que duró por varios minutos. “¿Qué le pasa? ¿Cómo así? ¡Yo no soy de esas mamás que no crian bien a sus hijos! ¡Yo sí la crié bien! ¡Nosotros no somos campesinos, somos gente educada! ¿Cómo se le ocurre?” Obviamente, estaba muy alterada la mujer.

 

Desde el inicio de las lamentaciones, la niña se había alejado del cubículo pero la madre se la llevó a una esquina y continuó: “Nosotras somos colombianas. No somos como esta gente. ¿Cómo se le ocurre hacer algo así? No vuelva a hacer algo como eso delante de esta gente.”

 

¿Qué te puedo decir? El simple hecho de que ella haya reaccionado de una forma tan exagerada (y ruidosa) y el hecho que nunca se le ocurrió disculparse sino más bien montó un espectáculo en el que ella fue la estrella principal, me hace sospechar que NO crió bien a su hija, que SÍ es campesina y que SÍ es “como esta gente”. Como dicen los expertos: el complejo de superioridad y el complejo de inferioridad son exactamente iguales.

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