¿Será verdad?

Cuando no entendemos qué es una creencia corremos el riesgo de creer que todo lo que creemos es la verdad infalible. ¡Uf! Suena complicado. Dicho de otra manera: No todo lo que crees es verdad.

Una creencia es un pensamiento que te has repetido tantas veces que quedas convencido que es la verdad. Algunos dicen que es un estado mental. Nuestras creencias están basadas en nuestras vivencias, lo que hemos heredado de nuestros antepasados y lo que aprendimos de la familia, la iglesia, la escuela, las figuras de autoridad, los medios, etc.

A veces nos obsesionamos tantos con nuestras creencias que nos parece adecuado tratar de obligar a los demás a adoptarlas también. Honestamente creemos que tenemos la razón y que somos dueños de la verdad. Esta forma de pensar evita que podamos contemplar otras posibilidades o que podamos respetar las creencias de los demás.  Pensamos que les hacemos un favor a otros al imponerles nuestra forma de ver las cosas y nos parece correcto castigar o rechazar a los que osan en discrepar. Esta actitud la poseían los colonizadores y a pesar de que estamos en el siglo 21, muchos seguimos este esquema.

Con la popularización de las redes sociales las creencias limitantes han tomado auge. Algunas personas insisten en creer algo simplemente porque salió de boca de influencers y no porque hayan analizado y sacado sus propias conclusiones.

Recientemente me mandaron un reel de una joven que decía que si un hombre la invitaba a salir y no le ofrecía dinero para ir primero al salón de belleza ella no estaba interesada en él. Otro reel era de un hombre que decía que las  personas adineradas tienen nombres de marcas famosas en sus ropas, pero las personas felices tienen pelo de mascotas en sus ropas. Un tercero alegaba que el cuerpo de una mujer se pone feo a los 30.  Y así cada uno agarra su celular y  comparte sus creencias y gana adeptos.

No tengo que explicarte por qué los ejemplos que  mencioné son creencias peligrosas. Lo doloroso es que son comunes y quienes las tienen las clasifican como la verdad absoluta.

Igual sucede con tus creencias limitantes. Quizás tú también tienes una vocecita en la cabeza que te dice constantemente que estás en peligro, que no eres suficiente, que nadie te soporta, que no mereces alcanzar tus metas, que eres inferior (o superior)… La próxima vez, detente y pregúntate si ese pensamiento es una verdad absoluta comprobada científicamente por varios estudiosos trabajando en instalaciones modernas con tecnología de punta. Si es sólo una creencia la buena noticia es que la puedes cambiar.

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