Un niño pateó a su maestra

Un niño de siete años pateó a su maestra. Imagino lo que debes estar pensando: ¿qué pasa con esta generación? ¿qué tipo de persona cria a un hijo así? ¿hasta cuándo este maltrato? ¿qué será de Panamá?…

 

He estado enseñando desde 1990 cuando me tocó hacer mi práctica profesional en Costa Rica. La educación es una de mis grandes pasiones en la vida. Estoy segura que nací para enseñar y siento que lo hago muy bien. Claro que he cometido errores. En momentos fui odiosa y desagradable. Muchas veces dije cosas que no debí decir. No tengo excusas.

 

Cuando aprendí a controlar mis propias frustraciones, empecé a amar a mis estudiantes. Al cambiar mi actitud, logré que ellos maduraran. Hoy día me mantengo en contacto con un buen número de ellos. Con varios disfruto de una relación de amistad cercana. Los quiero a todos, me han enseñado tanto

 

El niño pateó a su maestra. Entraban del recreo y al acercarse el niño la maestra dijo: “ahi viene el gusano ese”. Si otro niño se lo dice, el niño lo hubiera pateado. Si un adulto se lo dice a otro adulto, posiblemente se agarraran a golpes. Si un niño se lo dice a un adulto, de seguro recibe un castigo. Pero el niño lo escuchó de boca de su maestra. Eso lo cambia todo, ¿no?

 

Ayer conversé con un niño de seis años que me dijo “yo soy un niño lento. Me cuesta aprender”.  Antes de iniciar cada actividad me repetía “no puedo, soy lento”. Al finalizar su evaluación y no encontrar evidencia alguna de problemas de aprendizaje le pregunté quién le había dicho que era lento.

 

El problema de la educación en Panamá no es que los planes están obsoletos porque los libros de texto sí están actualizados, no es por falta de preparación académica de los educadores porque en la mayoría de los casos tienen varias licenciaturas y maestrías. El problema no es el sueldo porque un maestro en Panamá no gana tan mal. Tampoco es la falta de presupuesto porque Panamá es uno de los países que más invierte en educación en esta región.

 

El problema es a nivel emocional, espiritual. Una persona frustrada, deprimida y con problemas de manejo de ira lo manifestará en todas las áreas de su vida. Esa es la realidad de gran parte de la población adulta en este país. Parte de esa población adulta está en los salones de clases.

 

Un niño de siete años pateó a su maestra porque lo llamó “gusano”. No era la primera vez, también le decía que no servía para nada. ¿Quién necesita ir al psicólogo?

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