¡Buen viaje!

La vida es un viaje y tu destino final dependerá de la carretera que escojas recorrer. A cada persona en su momento le toca decidir tres cosas: cómo viajará, qué camino seguirá y quién lo acompañará en ese viaje.

Puede ser que decidas viajar en un auto de varios pasajeros. A tu lado sólo debe ir una persona de confianza que te ayudará a navegar por el tráfico. Una persona que esté dispuesta a velar por tus intereses y que no tema advertirte cuando te hallas desviado del camino. A tu lado no necesitas a los criticones, los que juzgan, ni a los que condenan. Tampoco quieres a los que solamente se aparecen en tus momentos difíciles para supuestamente ‘animarte’ cuando bien sabes que lo único que buscan es aplacar sus propios sentimientos de inferioridad. Estos tratan de sentirse mejor sobre sus vidas insensatas cuando ven que tú estás mal.

Puede ser que decidas viajar en un bus con docenas de acompañantes o en una bicicleta solo. Lo importante es que siempre sepas que tú decides cuál será tu actitud durante tu viaje.

Puede ser que encuentres tanto situaciones como personas difíciles. No permitas que eso cambie la esencia de quien eres. No te amargues ni te vuelvas hostil porque no recibiste de ellos lo que esperabas. Al final tú siempre eres responsable de cómo reaccionas ante cada conflicto.

No tengas miedo de deshacerte de aquellas personas que no contribuyen nada positivo a tu vida. Apártate de los que siempre traen chismes, de los que siempre están envueltos en alguna situación de telenovela, de los que sólo aparecen cuando necesitan algo y de los que no saben cómo aceptar tu generosidad.

La vida es un viaje y todos podemos hacer de este viaje algo hermoso. Decide bien con quiénes viajarás porque a ellos les has entregado el poder para amargarte o elevarte.


ioarvanit / Foter / CC BY-NC-SA
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