No nos gusta que nos llamen egoístas. Esa palabra está cargada de negatividad. De pequeños, una de las primeras lecciones que gran parte de madres y padres tratan de enseñarles a sus hijos es a compartir. Creo que casi todos podemos recordar algún momento en que mamá nos obligó a compartir juguetes o pasar tiempo con otros niños en momentos en que no teníamos ni el mínimo interés en hacerlo.
Luego llegamos a la escuela y el sistema procura que aprendamos a trabajar en equipo y apoyarnos mutuamente. Salimos del colegio convencido que lo hemos logrado y que no seremos egoístas, pero entran las vivencias de la vida adulta y sin querer un buen día alguien nos dice que somos egoístas. Y no es mentira.
Déjame compartir contigo 10 cosas que puedes hacer para evitar convertirte en otro humano que solamente está interesado en lo que le puede ser de provecho y le importa un comino con el resto del mundo.
- Practica la empatía. Esto significa ponerte en los zapatos de los demás para poder entender lo que están sintiendo.
- Desarrolla la gratitud. Invertimos demasiada energía en quejas y lamentos. Que tu primer y último pensamiento en el día siempre sea gracias.
- Escucha activamente. La mayoría de las personas escuchan para contestar, pero no para entender.
- Establece límites claros. Saber decir que no, evita que las personas abusen de tu generosidad y que luego te vuelvas egoísta para protegerte.
- Toma tiempo para la auto-reflexión. Pregúntate si tus decisiones afectan negativamente a los demás y qué puedes hacer para no enfocarte sólo en tu beneficio.
- Recuerda que la vida no es una competencia. En lugar de ver a todos como contrincantes que tienes que destruir, permite que cada persona sea libre de brillar sin sentir la necesidad de opacarlos.
- Aprende a aceptar otros puntos de vista. Es posible escuchar respetuosamente una creencia que es contraria a la tuya sin ofenderte y sin la necesidad de imponer tu perspectiva.
- Ayuda a los demás. No vivas por ellos, pero de vez en cuando extiende tu mano para apoyar a otros.
- Celebra el éxito de otros. Aprende a sentir felicidad genuina cuando ves a otras personas triunfar, en lugar de creer que es normal criticar, calumniar o juzgar a los demás.
- Celebra tu propio éxito. Aprende a sentir satisfacción y orgullo cuando logras tus metas.