Cuestión de actitud

¡Cuán diferente sería el mundo si nos detuviéramos ante las situaciones cotidianas para encontrar respuestas, en lugar de aceptarlo todo como inevitable!  Es que muchos hemos perdido la capacidad de admiración, asombro e interrogación ante la realidad. Como un hámster que da vueltas en una rueda sin moverse de lugar, quedamos atrapados en una rutina insatisfactoria que no nos atrevemos a cuestionar ni a cambiar.  Las excusas son muchas: no hay tiempo, hay cuentas que hay que pagar, la inconformidad es un pecado, los adultos no tienen por qué ser soñadores y la curiosidad mató al gato.  Estas excusas son nuestra manera de justificar la mediocridad porque son pocos los que se atreven a desafiar el status quo.

Para Ezequiel Ander-Egg en su libro Métodos y técnicas de investigación social,  existen dos atributos esenciales para mantener esta capacidad de interpelación ante la realidad: una actitud de búsqueda de la verdad y una curiosidad insaciable. En lo personal creo que todo ser humano nace con ambos atributos. Es por esto que de niños preguntamos incesantemente “¿por qué?”. Pero a medida que pasa el tiempo aprendemos de los adultos que no es prudente preguntar cosas como por qué la tía Dorita dio a luz hace un año y sigue panzona. También aprendemos que, en la mayoría de los casos, cuando los adultos no tienen las respuestas a nuestras preguntas nos insultan.

 

Dice Ander-Egg que “quien no busca la verdad es porque se cree en posesión de ella; consecuentemente, nada tiene que encontrar y nada tiene que buscar…no hay peor ignorancia que la de aquel que ignora su propia ignorancia”. Pienso que es el miedo al cambio y a lo desconocido lo que nos hace creer que lo sabemos todo. Esa forma de pensar ha estancado a muchas mentes brillantes.  Por ejemplo: ¿será posible algún día llegar a conocer toda la verdad acerca de Dios? Si nos basamos en las miles de denominaciones solamente en la religión cristiana, nuestra conclusión es que definitivamente no. Cada denominación profesa tener la verdad y sus congregantes se reúnen sin cuestionar la posibilidad de que el líder— llámese Papa, Profeta, Hermano—pudo haberse equivocado en su interpretación de la biblia.

 

“Todo lo que logramos reconocer a través de observaciones, verificaciones, comparaciones, falsaciones, confirmaciones etc., no es “la verdad”, sino una verdad parcial, susceptible de ser reformulada…” Declara Ander-Egg.  Si continuamos con el ejemplo de las denominaciones cristianas, podemos ver que sí ha habido reformulación. Muchas iglesias han “modernizado” sus edificios y sus liturgias. Muchas congregaciones ahora permiten ciertas formas de vestir, y ciertos estilos de música que años atrás eran considerados “mundanos” y “pecado”.  Pero hay algunas hermandades que al entrar por las puertas, le dan al sujeto la sensación de haber entrado al pasado; se aferran a sus sistemas estériles y disfuncionales porque creen que son dueños de la verdad.

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