Decisiones egoístas

Se está convirtiendo en algo común: una madre llega llorando a mi consultorio porque está teniendo problemas con su hija adolescente. La chiquilla se ha vuelto promiscua, de hecho empezó a tener relaciones sexuales entre los 13 a 15 años de edad. La madre llora y gime porque no puede entender cómo una niña a quien “se lo hemos dado todo” puede hacerles esto.  Luego me cuenta cómo el padrastro la tiene desde chiquita y la aceptó como si fuera suya y…. Dejo de escuchar. Un presentimiento invade mi cuerpo. Lamentablemente, mencionó la palabrita que hizo sonar el timbre. Es que de tanto escuchar diferentes versiones de la misma historia, sin ánimos de pre-juzgar, percibo algo.

La madre continúa sus lamentos, pintando a la hija como un monstruo, y con mucho tacto la interrumpo y le hago la pregunta que prefiriría no tener que hacer.  La respuesta es afirmativa, seguida inmediatamente con un “pero no fue nada serio. O sea, solamente la tocó. No hubo penetración ni nada de eso. Y yo lo amenacé y él nunca más lo volvió a hacer…”

¿Cómo hacer que esa madre entienda que nadie debe manosear a su hija  y que el hombre que haga eso debe ser denunciado y castigado? No importa si ese hombre es su marido y provee para la familia. No hay excusas válidas para quedarse con un hombre que ha abusado de su hija.

Por supuesto que la chica ahora está en una campaña de auto-destrucción. Es que si tu propia madre prefirió a un abusador que a su propia sangre, el mensaje es claro: no valgo nada.

¿Cómo hago para que las mujeres entiendan que el abuso sexual no es normal y no es aceptable? ¿Cómo hago para que entiendan que no hay niveles de abuso sexual? ¿Cómo explicarles que siempre es doloroso y que las consecuencias son destructivas?

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