Leyes y comedias

Todo el que me conoce sabe que me encantan las comedias.  Es más, tengo un lema sencillo en cuanto a películas: si no me voy a reír, no lo voy a ver.  Hay una excepción– cuando me cuentan chistes son pocas las veces que carcajeo. ¿Qué te puedo decir? No todo el mundo es comediante.

 

En uno de los últimos episodios de la temporada final de la famosa comedia Seinfeld, los cuatro amigos son testigos de un robo a mano armada. En lugar de ayudar a la víctima, se rieron e hicieron comentarios de burla. Esto causó que fueran arrestados, juzgados en una corte y sentenciados a cinco años de prisión.  Habían quebrantado una ley llamada “The Good Samaritan Law”, la ley del buen samaritano.

 

Recientemente estuve en una situación que me hizo recordar ese episodio de Seinfeld. Tal como exige la ley panameña me presenté, como buena ciudadana, a interponer una denuncia por un acto ilícito del cual fui testigo.  El resúmen es este: perdí varias horas en salas de espera, conté la historia un total de cuatro veces a cuatro funcionarios diferentes en dos oficinas diferentes, perdí 1/2 tanque de gasolina corriendo de una esquina de la ciudad a la otra, quedé atrapada en dos tranques vehiculares, y el agresor siguirá libre.

 

Yo siempre decía que la maldad prolifera porque las personas “buenas” no hacen nada. Yo pensaba que las personas “buenas” preferían callar para no arriesgar sus vidas. He cambiado de opinión.

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