Traición

Frecuentemente llegan a consulta mujeres cuyos maridos les han sido infieles. A pesar de que cada historia es diferente, he notado que la mayoría tiene algo en común. Comparto esto contigo para que saques tus propias conclusiones.

 

Empezaré diciendo que no hay excusa válida para justificar la infidelidad. Créeme que he escuchado todas las defensas existentes. Igual insisto: el individuo DECIDE ser infiel.  Agrego a esto que esta decisión está basada en el estilo de vida que el individuo ha decidido adoptar.  Por lo tanto, el que ha decidido ser infiel  o el que haya clasificado la infidelidad como una “posibilidad” o como algo inevitable, será infiel. De igual manera el que ha decidido no ser infiel, no lo será aunque le muevan el piso.

 

Basándome en el párrafo anterior, es evidente que tiene muy poco sentido hostigar a la pareja. Esto no evita nada.  Aquellas mujeres (y hombres) que revisan celulares, “hackean” emails, inspeccionan la ropa interior, olfatean el carro y le montan una persecución a la pareja no evitan la infidelidad porque, como dije, es una decisión que el individuo toma mucho antes de entrar en una relación de pareja.

 

A estas mujeres (y hombres) o les ocurre lo que tanto temían o pasan la vida  estresados porque tratar de controlar a la pareja agota.

 

Conversaba con un amigo sobre este mismo tema hace unos días. Me comentaba que su esposa nunca le cuestiona, nunca lo persigue, nunca le olfatea la ropa, muy pocas veces le reclama si llega tarde. Dijo que ha tenido miles de oportunidades para ser infiel, pero que nunca lo ha hecho.  Por supuesto que pregunté a qué se debía eso. Su respuesta fue sencilla: “porque mi esposa confía en mí.”

 

De nada sirve andar amargada pensando en lo peor y esperando lo peor. Te lo repito: el individuo que ha decidido que la infidelidad es una opción, será infiel. En buen panameño: el que te quiere quemar te va a quemar y es muy poco lo que puedes hacer para evitarlo.

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