La verdad es que no

Hace poco publiqué en mi muro de Facebook una foto que fue tomada a finales de 1990. Fue el día de mi graduación de la universidad. Cinco de nosotros, quienes habíamos sido amigos durante los años de estudio y algunos hasta mucho antes, posamos para la cámara. Estábamos felices de haber completado esta etapa tan importante pero a la vez teníamos muchas expectativas y un poquito de miedo.

Muchísimas personas le dieron ‘me gusta’ a la foto y varios comentaron. Muchos expresaron la nostalgia que sentían por los días de juventud y una persona en particular preguntó si quisiera volver a esos momentos.

No me tomó mucho tiempo responderle que no. En esa foto yo tendría unos 21 años, mi cabello tenía un color bastante extraño y aun sufría por un corazón roto (de un chico que, irónicamente, también está en la foto). Lo peor es que no tenía ni la menor idea de qué seguía después de esa celebración.

Es cierto que no tenía arrugas ni canas y que quizás llevaba unas 10 libras menos de las que cargo ahora, pero no. No me gustaría volver a esa etapa y te diré por qué.

Cuando uno tiene esa edad uno todavía no sabe quién es ni quién quiere ser. Un día quieres viajar al desierto de Sahara a sembrar árboles y otro día quieres rescatar a los delfines y traértelos para tu casa. No has vivido lo suficiente como para entender qué haces aquí.

Me encanta esta etapa de mi vida. Estoy segura de quién soy y para a dónde voy. Me gusta todo lo que veo en el espejo. Me gusta la libertad de ser yo misma sin prestarle atención a las exigencias de la sociedad. Ya sé quiénes son mis verdaderos amigos y contribuyo a la sociedad con pasión.

¿Para qué querer volver a esos días de incertidumbre mientras se espera impacientemente que ocurra ese proceso natural de auto-descubrimiento que dura años?

Es verdad que hasta cierto punto es divertido ser joven, pero si somos honestos esto de ser adultos exitosos no tiene precio.

Si pudiera regresar a conversar con aquella flaca de cabello anaranjado le diría: No te preocupes, al final todo se arregla. Lo hiciste bien.

Pero me gusta esta etapa. La disfruto cada día y cuando llegue la siguiente también la disfrutaré porque de nada sirve perder tiempo con lamentos y tristeza por lo que se fue. Más sentido tiene asegurarse que lo que sigue sea maravilloso.


Photo credit: Smithsonian Institution via Foter.com / No known copyright restrictions
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